Es más que trágico que un guerrero muera por la indiferencia, la desidia y la corrupción de una parte desalmada del poder político de la Nación. El soldado se prepara para dar su vida por su país, por su pueblo, por sus ideales, en definitiva, por su BANDERA que contiene en sí todos los valores mencionados. Ahora, cuando los “mata” la falta de equipos básicos elementales, la falla de helicópteros, aviones y naves significa asesinar por la espalda a los que nos protegen. Es peor que maldecir nuestros símbolos patrios o renunciar a nuestra sagrada identidad de ARGENTINOS.
Hace ya varias décadas que el desguace deliberado de nuestras fuerzas armadas se concreta despiadadamente. Una “sobredosis” de ideología apartó a ciertos dirigentes de la dorada senda del sentido común.
Un país sin fuerzas armadas es como dejar las puertas abiertas de los bancos con sus bóvedas llenas de dinero mientras desfilan ambiciosos ladrones sedientos por ejercer su sed de saqueos. Los que opinan que una Nación puede ser soberana y libre sin ejército es por elevada e inmadura candidez intelectual o deliberada opinión ajena y contraria a nuestra argentinidad, con fines destructivos.
Años atrás el destructor ARA Santísima Trinidad que había participado de la heroica gesta de Malvinas se encontraba amarrado en Puerto Belgrano y abandonado se hundió en pleno puerto, ante la mirada fría y abúlica de los que no quisieron salvarlo para que continúe a flote dando servicio a nuestra patria. El ARA Santísima Trinidad fue traicionado, y abofeteado su patriotismo por los sin corazón. Los guerreros saben que sus armas tienen ALMA y sienten el valor del soldado en combate, dejarlo abandonado y solo fue un crimen difícil de entender. El ARA Santísima Trinidad llevó orgulloso nuestro Pabellón Nacional en su Palo Mayor en pleno combate; es parte de la patria de nuestros próceres.
Ahora TODOS los argentinos de BIEN sufrimos por el destino del submarino ARA SAN JUAN y sus 44 héroes, fabulosos jinetes de los mares australes. Verdaderos valientes que con magros desalentadores sueldos decidieron vestir el uniforme de la patria y dar generosamente su vida por nuestra Nación.
Argentina no tiene aviones de combate, pocos helicópteros, la Armada se encuentra desbastada, pero perdura el valor de nuestros argentinos de armas. Digamos SÍ al reequipamiento militar, de lo contrario seremos depredados por los salvajes mutantes sin principios, adoradores sólo de los bienes ajenos.
La Nación Argentina se encarrilará dinámicamente, más allá de los dirigentes de turno. Argentina saldrá adelante por imperio de la nobleza del pueblo de la patria. Que no se roben el dinero de la gente. Educación, salud, jubilaciones dignas y reequipamiento militar son prioridades irrenunciables, por sobre la mediocridad rastrera de algunos dirigentes que piensan con el bolsillo y sienten sólo con su cuenta bancaria. Pobres tarambanas aún no descubrieron el valor de amar a la patria.
Recordemos que una parte de nuestra patria está invadida, ocupada ilícitamente por Inglaterra, sin más argumentos que el bramar de las armas. Imaginemos qué sucedería con nuestra Patagonia y norte argentino sin fuerzas armadas que protejan nuestro suelo y riquezas.
Nuestros heroicos pilotos de la Fuerza Aérea y la Armada Argentina no tienen aviones de combate para volar, ni helicópteros de rescate y socorro ante incendios e inundaciones. Una gigantesca vergüenza nacional.
¡Honor y gloria a nuestros combatientes de MALVINAS!
¡Honor y gloria a todos los caídos por la patria!
¡Honor y gloria a los 44 tripulantes del ARA SAN JUAN!
Máximo Luppino
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